domingo, 8 de febrero de 2009

Hasta despedirme de mí misma - Selección de poemas -





Regreso antes de caminar.
He buscado nenúfares en cada semáforo,
los capullos de mis árboles no hay quien los riegue. 
Volar se ha vuelto heroico.
Un noroeste amalgama mi niñez,
me intrigan mis antepasados, sus fundas sin tela
envuelven mi alma y vierten destellos.
Volar se torna indispensable.
Nacer cada día tal vez volar sí sea la única verdad.
La premura es lo púrpura,
doblo la luz rememoro a los ángeles.
Volar siendo así es simple.

Arduo es un adjetivo sin diccionario en el idioma de las aceras que lindan nuestros sueños.

Los ojos hinchados noche en llanto.
Perdices revolotean en las esquinas del cielo.
El espejo ya no delata el alma,
en el otro yo está la faz pétrea sin ojeras tranquila. Esta mano no es mi uña,
ni en los lunares reconozco las sombras,
este cansancio púrpura no se sostiene.
No quiero lucha no deseo auxilio.
Amanezco en un cuerpo que no es el mío,
pesado redondo sin respuestas.

Hasta despedirme de mí misma.

1.-
Me acompaña la vaciedad,
escuché de mi fascinación por la soledad.
Alguien está en mi casa alimenta los gatos riega las plantas.
Yo me sirvo la tercera copa escuché de mis miedos por los rostros.
Alguien se asoma me habla con mi boca,
un guía un espectro tal vez.
El alma la tengo puesta desde antaño solo que a veces se me escapa. Escuché de mis plegarias. ¿Moriré un viernes, un jueves cuando llueva?
Vierte en mí lo que adolezco.
Dios, si la soledad es un reto, una misión, hazla suave, llénala de flores.
Tórname cóncava. 

2.-
Comenzaré por recordar la luz de tu rostro tras el
opaco nocturno del granito.
Tres horas dijo el árbol,
once segundos dibujó una sombra.
Planta pie rodilla vasija tetera. albornoz frío calentura. foto atmósfera,
soplo azucena tapiz bambú prado.
Encontrarte fue lámpara paz silla
tocarte arrullo tu piel la mía,
un timbre al fondo del ombligo.
Quise escucharle sin ansiedad ni espera.
Sabré nombrarte violonchelo y vaciar música.
Fruta codorniz verde azucena,
serás recipiente de amadas horas. 

3.-
Quiero vestirme de revés,
verme con los párpados hacia dentro,
escuchar mis arterias.
No quiero darle nada más al mundo,
las preguntas se quedaron atascadas en mandarinas.
Un avión adormece las cortinas lejos muy lejos.
Él quiere retratarme más en mi baño,
y yo vestirme de revés.
Robarme la última aceituna y dormir.

4.-
Este sonido incoloro en la nariz,
este intento de profanar el suelo,
dejar una huella que recuerde el regreso,
este salobre devenir yendo.
Punza el cuero,
acude a una foresta de saltos cuevas ríos.
Se pegan en álbumes los ojos las coyunturas.
Se inventa una receta,
limón caliente debajo de la lengua,
el milagroso ron de la abuela para un pulmón sangrante.
Este vivir en sobresalto quema,
y se queda uno acurrucado dentro del espejo como si detrás de él la hebra germinara.


5.-
Cuatro movimientos deshojaron poros espumas.
Como jugando quebraron el cielo entre sus dedos.
Cuatro monos a dos manos destrozaron sus pliegues.
Silenciosos abrazaron rojos sus latitudes.
Quedó en la boca el azul almizcle
y una mandarina a gajos,
una curva en una existencia se teje dentro de ese cuerpo.
Se lleva las arrugas estampadas en las retinas,
cerrar los ojos basta.

6.-
Y se despierta un día la frente rota,
cierras los botones del pijama, hace frío.
Caminas lentamente, estirar el cuerpo engarrota el labio.
El grifo no consuela, cepillas el diente, quedan atrapados en el espejo tus bordes.
Agudizas entrecierras el párpado,
la imagen no cambia.
Estiras la ceja buscas la hora.
Es tarde sufres los olores,
abres la cortina.
No hay agua que lave tus uñas.
Te persignas allí sobre tu frente rota,
despacio. con pena.

7.-
Regreso antes de caminar.
He buscado nenúfares en cada semáforo,
los capullos de mis árboles no hay quien los riegue. 
Volar se ha vuelto heroico.
Un noroeste amalgama mi niñez,
me intrigan mis antepasados, sus fundas sin tela
envuelven mi alma y vierten destellos.
Volar se torna indispensable.
Nacer cada día tal vez volar sí sea la única verdad.
La premura es lo púrpura,
doblo la luz rememoro a los ángeles.
Volar siendo así es simple.
Arduo es un adjetivo sin diccionario en el idioma de las aceras que lindan nuestros sueños.

8.-
Reconoces el aroma pausado sobre tus músculos,
en estupor clamas llamas dioses estadios prismas.
porque blanco es absoluto cuando te caes.
Te vienes con la pupila adentro.
Y no hay antorcha que ilumine la raya o límite.
Está todo oscuramente brillante.
Tiemblan las membranas de tu materia y no sabes si es el dulce silencio del amado.
Vienes tranquila sabiendo que esa calle está abierta y es tuya.
Amarras todas las albahacas a tus cabellos,
ya no cuentas las azucenas ni haces de los volcanes una historia.


9.-
El espejo esta mañana me aporreó y mi espalda me dio la espalda.
Resisto a verme desde otro ángulo,
me opongo toda y con todo.
Hablo con mi café y mis desayunos,
hablo de mí sin mis diarias convicciones.
Me prendo del arco iris que dejó un gavilán ayer,
la refracción me busca yo huyo por la escalera.
Podría ser mortal verter mis ojos,
las suelas de mis párpados pesan hemisferios.
Capeo pongo comas, me niego,
me resguardo en mi clamo mi espejo.
¿Dónde está? ¿Por qué se fue?
Necesito una mentira.

10.-
Las alas se fueron tras las nubes,
no hay retorno.
Las raíces se extraviaron en la acera,
 no hay sueño la guitarra paró.
No más corazón que asir.
El dedo olvida camino ruta curva.
Ocaso agua labio enzima lodo penumbra esquina espejo saliva ceja.
No hay sino regreso.
Voltear la sábana estirar la almohada secar la lágrima.
No hay vuelta atrás.
Se llama seguir.

11.-
Los ojos hinchados noche en llanto.
Perdices revolotean en las esquinas del cielo.
El espejo ya no delata el alma,
en el otro yo está la faz pétrea sin ojeras tranquila. Esta mano no es mi uña,
ni en los lunares reconozco las sombras,
este cansancio púrpura no se sostiene.
No quiero lucha no deseo auxilio.
Amanezco en un cuerpo que no es el mío,
pesado redondo sin respuestas.

Hasta despedirme de mí misma.

12.-
Verter el alma en un cuenco sin bordes,
conjeturar directriz,
la voz olvida el nombre se abandona el hilo.
Se dibuja sobre sí una línea elástica donde el cuerpo aspira el otro espacio.
Ese rictus lento donde el beso acaba y empieza
un recorrido.
Espacio sin preguntas horizonte metálico.
Asir las nubes no es prescindible.
Las respuestas yacen en la palma devorar una a una las capas de la piel es gerundio.
Entonces mirarse en los ojos dentro del espejo es asir entre los dedos.
Es nacer es volver es ser.

13.-
Sin hojas va quedando la piel.
La cicatriz del sol bajo el párpado dormido es el telón que abre y cierra la presencia de los actores atrapados en un acordeón que rasga tonos,
marca silencios.
Las tijeras rompen vientos exorcizan sombras,
calan valles.
Atrás los bailes entregan los sueños.
Las cortinas abrieron no hay público.
Abre los ojos como queriendo ver.
No hay puente ni escalón donde correr, el sin fin.
No hay letra no hay tablas.
Su historia la atrapa sin preámbulos.
Se vacía en aquel sueño.



14.-
No guardó cartas correos de los armarios donde crecieron sus huesos.
Los dobladillos recogían mugre sombras.
Regaló libros donó sangre desechó fotografías discos notas amarillas su memoria infantil.
Pandora es un recinto sin adjetivo,
ella es un ente supremo con voluntad propia.
Se arropa sin recuerdos dentro de su vientre.
El juez dicta sentencia en preces acurruca velas. Azul la llamaré tiene tez redonda.
Augurio en Dante.
Una senda implora su piel blanca sin estrellas.

15.-
Me han alcanzado mis ancestros hebreos en noches callejeras de Salamanca.
Música de juglares en piedra fría,
violín, guitarra y acordeón
Acompasaron la titilante luz del farol la poesía musicada de Meskin simulando huídas.
Remedo de persecuciones de guerras terribles.
En las que las notas de libertad eran prohibidas
Gad, Adina, Asher, Haim, Miron, Varda, Liliana, Margalit,
solicitaron una traducción simultánea de esta tierra castellana.
Tiempos iniciados de viajes y de reacomodos fuera de un país al que pertenezco.
Cuya claridad tropical me inunda aún lejos.
Atlántico de por medio,
antes surcado por abuelos hebreos, luteranos y católicos.
Ahora yo en  regresos.
Soy suma de credos.

16.-
Este yo omnisciente bisagra periódico sin foto.
Esta ilusión bailando a tientas sin tobillos. sumando uno más dos cinco las metáforas vividas. desflorando ventrículos,
respirando lejano cerrando cobres.
Esta insaciable sed animal vida que soy y que no reniego sino entrego.
Mi párpado niña buscando su sombra adulta
¿Seré mi retrato o el de mi templo soñado?
Nadie lo leerá temo un nuevo espejo.
Ese donde yo no quiero y aún así reverbero.
Este insaciable vacío animal de morir viviendo.


17.-
No quiero enseñar a vivir,
comprender los ánimos alegrar un balcón.
Quiero que bailen traigan flores me calienten un té.
Estoy harta de confesiones tardías,
entre baúles de sueños me dictan recuerdos. Duermen acompañados y hacen sus vidas abrazados.
El pie cae lento tras la cortina mojada de tanto parpadeo.
¿Por qué te dicen eras?
y mis oídos gritan ¿Porqué? Si aún sigo viva.



18.-
Huelo terciopelo lapislázuli alisios sin vela,
sumerjo memorias en tazas de café parisinos hojaldres medias lunas néctares
sonrisas amarillas.
Madrid calva. Roma farisea. Londres pulcra. Nueva York sin taxis. Miami sin narcos
Chopin con bata blanca hundido en sus nocturnos y en su canon.
Nocturno Opus 9, no. 1 in b flat Minor,
y yo dibujando ventanas mancho colillas carmesí,
bebo hielo con angostura.
Regresar nunca es ni será continuar.
Dibujo. mi piel nocturna con la punta del lapislázuli en el canon de mi retorno.


19.-
Vivo un dolor agudo,
acudo a mis ángulos bisectrices dulces
aúllan mis huesos anoréxica no soy ni anciana,
más me duele mover la circunstancia.
Torrentes efluvios manan en mi boca.
¿Vómito náuseas ancestrales?
Mis dedos alcachofas verdes vivos morados de historias.
Sufro de escena.
Deseo y sueño con salvarme ante mi espejo,
sueño no ser peón de mi miedo ni de su antorcha.
No me despierten no ha llegado la hora.
Sueño duermo al tiempo.

 20.-
Rasgué las ventanas donde nos escapamos.
grité a las nubes por soles perdidos,
clamé por necesarios atajos más la luna se hincó, frontal hembra conocedora de manipulaciones.
Lejos quedaron el minotauro y el laberinto.
Después de la rabia quedaron mandarinas secas,
ningún ángel rosado vino a buscarme
de azul no se ama,
hay que beber todos los amarillos.
El balcón orquestaba dentro de sus rejas hasta que,
la muerte se llevó mis amores escondidos en velas.
Amanecí como hace cuarenta años trescientos cincuenta y cuatros días.
Sola.



21.-
La noche es una hembra que huele despacio,
licúa lo óseo despliega mariposas en las venas,
deja sin sabores las lenguas.
Reconocer el dolor ya no es el salve,
el único atisbo de memoria son las ventanas en el concreto y aún así las nubes cambian,
tiñen de hojalata el cielo y llueven lo vivido,
evaporan la consciencia.
Nada somos. todo se cae. el tallo líquido desliza tinta papel sin fondo azul quisiéramos llamarlo.
Todo se cae hondo lento no hay apuro.
El final se desconoce.


22.-
Un silencio titánico devora efemérides.
Las voces en la escalera son manjares,
pausas de granito ámbar.
Las mejillas púberes asomadas en los barrotes.
al quebrar la cerradura verticalizan sus miradas.
Unos alisios desfiguran la desidia,
Y yo juego a seducir mirando al tiempo,
advierto al comensal de este cuaderno de notas.
Se ensoberbece la noche,
los astros masturban el deseo.
Las olas límpidas vestirán de satén las almohadas,
beberé café en el bar de la esquina,
para ser amante de mi molicie.


23.-
Pienso si al comerme una ciruela
mi pensamiento llegará a tornarse rojo.
Habrá sido jueves en ese entonces,
dos de agosto de dos mil,
Hoy martes luna a tres cuartos los dos son doce y la noche un caracol.
Ese jueves toqué el cielo ahuyenté las voces.
Añoro saber atajar las cicatrices con un beso,
lamer el huerto de la vocal plegarla en una consonante.
Tal vez el calendario deje de escurrir espesas memorias.
El alma entorpece los muelles de velas sin faro.
Ya no pienso más el tiempo.


24.-
Tocar una flor no basta,
cierro la puerta sin susurro o sombra del cerrojo.
Lejos en la esquina un motor prende su garganta
y alejarme es autoritario.
Me pregunto si mis manos se quedarán,
si el antebrazo regará los helechos limpiará la casa.
Las voces hacen fiesta reclaman espacio,
mi tobillo contó los pájaros que imitan los roces de mi boca mientras duermo.
Debo saltar sumergir las brazas.
Si robas las rosas de este jardín nadie podrá verlas,
tocar las flores no basta hay que soñarlas olerlas.
No recuerdo,
la última vez que trasgredí una margarita.


25.-
Nos arrastra no lo niego.
Diseco en llamas la penumbra del rostro sin clave.
Ausentes flores sumergen savia prematura,
llorar me hace bien.
La víspera se aproxima a mi piel engarrotada que busca asilo.
bebo agua.
todo es agua.
La cerámica no absorbe los quejidos.


26.-
Vaciar se me hace incontenible,
Me duele la tierra y la nada sufre abajo.
Alguien llama alguien lanza una llave,
el inconfundible aroma de una visita.
Este acordeón prisma color desvanece espejos, recoge nieblas.
¿A quién busca? ¿A quién abraza?
No logro ver mis pestañas dibujan sombras.
¿Qué habrá tras la mesa bajo el colchón?
Sobre la ceniza quedará algún lugar seco dónde colocar estas letras.
Dios acompaña a mi alma transeúnte.


27.-
No me pidas la sombra de mis lunares,
no me pidas la copa me la bebo toda,
no me ahuyentes los planos.
Estoy hecha de esquinas.
No creas del horizonte que te dibujo,
soy la viruta acontecida bajo el semáforo,
soy un enjambre lleno de azules,
palomas de balcón llenas de alpiste soñado.
No me envuelvas en panes de higos,
 no me digas tú cómo verterme en éste espejo.
Soy reticente de mi propio cuerpo,
ausente estando.
Soy mi no adolezco de mi propio juicio.
Juego con mi duda.


28,-
No me digas tú cómo verterme en éste espejo.
Soy reticente de mi propio cuerpo,
ausente estando soy yo,
no. lo que desmiembra mi mandarina.
Una vez más adolezco de mi propio juicio
y de nuevo juego con mi duda.


29.-
Nuestras bocas ya no se encuentran.
Hemos decidido cerrar toda aproximación al seno gutural de nuestras antorchas.
La luz rosa se asemeja a un balcón sin flores,
el susurro de este mi callejón sabe a dinamita.
Férrea agua corre por allí.
Ayer había un color verde,
tal vez ocre lamento de despedida.
La vecina bañó de agua sus albahacas,
te espera


30.-
Sonreír no me preocupa.
Luces estáticas dictan caos.
Esta ciudad se cae en sus veredas
¿Quién la cargará?
¿Quién tomará por santo el nombre de aquella esquina?
¿O llamará a los viejos niños de plazas a retoñar los frutos de nuestros árboles sin hojas?
Esto que vendes mata adentro.
Sólo el ánima sabe,
ella traspapela cualquier acción propia.



31.-
Viernes a lo lejos se dispara caos citadino.
Me sumerjo bajo el lamento azul de una ducha morada siseante.
Lloro al día.
El tráfico me torna débil,
no quiero prepotentes verdes amarillos rojos sobre mi espalda engarrotada.
Busca el céntimo perdido en la mano de unos ojos malabaristas.
 Lechoso el espejo seduce a la ojera.
La pared de al lado bebe ron,
su viernes empieza.
Mis ventanas quieren oler los azahares,
que llega la super luna azul.


32.-
Mi viernes se moja en harina con boca de fresa. Dorada bajo apamates me imagino vasija roja.
Ofrecerle al vecino mi silencio mis palmas rotas.
Apaguen la música.
El pan silente se cuece rectángulo en mi vientre.
Callen esa esquina.
Abajo maría sabe quién soy.
Huelo a pan,
más Dios no me nombra.
No es mi tiempo.


33.-
¿Cómo vuelco la mirada si atrás no está mi cuerpo?
De un sorbo la noche entera me embriaga.
A lo lejos un perro dicta un límite.
Me lavo la cara bebo el agua de mi escaparate.
Esta sala se hace angosta y el balcón sueña.
Un carro estalla en alarma necesita su dueño.
¿Cómo vuelco la mirada si atrás no está mi cuerpo?
La luna se sujeta por una esquina.
Hay que ser digno para tocar el cielo y la imaginación es bendita.
Busco una calle donde mis pasos se dibujen.
La cuidad ha decidido callarse y se viste con rejas.
Las puertas aúllan tras cerrojos oxidados.


34.-
Camino por rayas iluminadas sin rumbo.
Basta que a ella se le antoje un blues un vals una orquídea.
¿Me dejarás voltear la mirada?
No quiero mi cuerpo quiero tus montañas.
Dame tu boca para nombrarte.
Vuelve.
Eres bello eres azul eres.
Dios me confunde.
Vuelve regresa.




El tiempo cargado de odios arañó a la tierra de mi génesis.
Soportó el embate de afrentas y aún azotada,
Acunó vida y civilización, vientre de esperanzas y de tolerancia.

Danzan alegría y fe,
Curan las heridas de la injusticia,
Acarician a su agresor y limpian sus mejillas de lágrimas.

El perdón se infiltrará en sus entrañas,
Logrará el florecer de esta Tierra a la caridad,
Esencia de perfume sublime del ser humano.


Un niño y sus padres ven en el horizonte el avance de una tormenta, se sobrecogieron y se abrazaron:
— ¡Mamá, papá, tengo miedo! — Exclamó el niño, y luego de una pequeña pausa añadía con otro grito—: ¡Hermanos, hermanos, corramos al refugio, pronto llegarán los truenos!
Los otros niños asustados obedecieron el llamado, se reunieron en torno a la madre y el padre con angustia.
—Calma hijos, nuestro Dios no nos abandona. —Dijo con serenidad el padre, luego de un cariñoso abrazo—: El verdadero refugio es Él, caminaremos erguidos el sendero de la verdad, bajo su protección.
Las furias pasaron confundidas y se disiparon en el arcoíris.

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