martes, 10 de noviembre de 2009

La celebración de la caída del muro de Berlín, 20 años después.







El Muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989, y constituyó uno de los acontecimientos cruciales en la historia del siglo XX, era algo inevitable, era la consecuencia natural de los cambios que en aquel momento se estaban produciendo en Europa. Después de más de una generación de restricciones, los berlineses se habían vuelto beligerantes y ante la presión el Politburó de Alemania Oriental se vio en la obligación de hacer frente a las demandas e implementó algunos cambios. La confrontación entre los guardias armados del muro, aún no prevenidos de los detalles de control, y lo alemanes orientales allí reunidos fue violenta. En medio de la agitación Egon Krenz, emitió de forma repentina una serie de nuevas normas. A partir de aquel momento, los viajes serían mucho más fáciles para la población del Este. Luego, otro de los miembros del Politburó, Günter Schabowski, anunció el plan durante una rueda de prensa televisada y aseguró que había entrado en vigencia de manera "inmediata", lo cual no eran exactamente las instrucciones. Liberó el dique. Los berlineses orientales no tardaron en reaccionar. Millones de personas comenzaron a presentarse en la frontera exigiendo que los dejaran pasar y lo lograron. En sólo unas horas habían cambiado los límites del mundo político. Se demostró el poder de los medios televisivos y así se daba inicio a la globalización.
En Berlín, los ciudadanos abrían botellas de vino espumoso y festejaron por días. Muchos eran inconscientes de la magnitud del momento histórico que vivían.
Hoy los mandatarios protagonistas de aquel acontecimiento, Gorvachov, Bush y Helmunt Kohl, se dieron cita para reencontrarse y recibir un homenaje en Berlín. Angela Merkel expresó su agradecimiento por el apoyo de EUA y junto a Obama solicitó una movilización similar mundial para enfrentar el calentamiento global. ¡Apoyamos y brindamos por un mundo unido y esperanzado, sin barreras para el progreso humanizado!

Fotos EFE / AP

viernes, 23 de octubre de 2009

Luz intensa


¡La luz sea para todos!

lunes, 19 de octubre de 2009

Cumplí años



El día 8 de Octubre cumplí años. Me siento excelente y esta época me parece la más plena de mi vida. He logrado mis metas satisfactoriamente: formar mi familia, la educación de mis hijos, consolidar mis vínculos afectivos con mis hermanas, primos, sobrinos, cuñados y amigos. Extraño a los seres queridos que han partido a otra vida, pero he comprendido y asimilado ese hecho. Estoy en paz. Puedo subirme a lo alto de la colina, ver el camino recorrido y disfrutar de la brisa que envuelve mis ánimos por continuar creando y construyendo mis ilusiones. Siento amor y alegría, fe en la vida.

viernes, 2 de octubre de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (4a.)



Alicia buscó a Tomás con ansiedad.
—Estoy angustiada, temo que hoy salga algo mal. Cuida por favor todos los detalles, sabes ya que es el tiempo místico, que el muchacho no descontrole la pauta. — le dijo.
—Tranquila mamita, ya tengo el terciopelo preparado, pero ¿y el besito?— dijo Tomás.
—Espérate, la noche tiene prisa, no tengas tú más apuros que ella. — lo cortó.
Gustavo llegó a la puerta de la posada y se encontró con las cocineras.
—Vengo a cobrar mi dinero por la miel, llamen a Alicia. —ordenó.
— Como nié, nos vamo, es tarde, toó aquí es raro. — Le dijo la mayor de las dos y miedosa continuó—: aquí ná se inundó, ni siquiera cuando la vaguada, y ahoritica hasta los bucares están floreaos, anque no es tiempo.
—No, búsquenla, quiero cobrar porque me voy, no aguanto las abejas, me repugna la miel, el moreno, quiero ir a Caracas, a la universidad, quiero que Alicia me devuelva mi libro, casarme con una cantante famosa y viajar. —dijo, entonces con desespero.
Tomás apareció ante ellos, miró a las cocineras, estas salieron corriendo cuesta abajo; se enfocó en Gustavo, le entregó un papel rojo aterciopelado que el muchacho estrujó entre sus dedos, y la voluntad se le escurrió por las piernas. Tomás señaló la entrada al otro lado de la casona, cerró las puertas de la posada. Candados de hierro, centinelas de lo profano. Fueron a aquella otra sala que se llenó de un resplandor perfumado cuando Alicia entró por el portón del fondo. Sonrió a Gustavo. Lo miró a los ojos, se acercó e inclinó sobre él, buscó las mejillas jóvenes y resbaló su boca sobre la de él, sorbiendo sus labios en los suyos, pulposos, sabios; los separó un poco, libró viscosa saliva, que recogió con lengua lúbrica por el asombro de Gustavo quien sintió un fogueo ascendente por sus muslos y rostro. Alicia se irguió triunfante, sus ojos aguamarina se tornaron gris plomo, se relamió lentamente y lo empujó con suavidad sobre el catre dispuesto en el centro del recinto. Contempló su erección. Él recibió sumiso y tranquilo las ondulantes caricias de las manos femeninas que lo desnudaban hábilmente. Tomás sujetó los pies y manos de Gustavo, semejando una crucifixión y encendió los quinqués al borde de las ventanas con cortinas de tul.
Alicia recitó con voz exótica: — Que salga el mal y entre el bien, que limpie tu cuerpo de toda enfermedad y todo daño provocado. —Y luego de una pausa añadió—: eine ganz andere Welt transmuta, hazte presente e intercede para que esta sangre sea bendecida y dotada del poderoso vigor original.
Tomás lavó a Gustavo con aguas de limones, hizo cuatro incisiones a las venas de los antebrazos, la sangre goteó en vasijas de vidrio. Alicia se retiró a un lado, se sentó en un butacón, comenzó a leer el libro y lo cerró cuando las vasijas estaban llenas del vigor. Tomás las colocó sobre la consola de mármol, las tapó con platos de porcelana blanca, selló con cera los bordes de los recipientes, los cubrió con sedas doradas y la niebla densa, cumplió con su protección al botín, secreto de las gotas del vigor, envolviéndolo con su frío. Gustavo bebió jugo de naranja con belladona y durmió el donante escogido para el tiempo nuevo. Tomás ordenó el aposento y salió con Alicia hacia el bosquecito. La niebla ligera, en la ladera, recogió en una cesta de brisas las flores de los bucares y dibujó con ellas nueve círculos concéntricos del espacio perfecto entre los cuatro naranjos en flor. El lecho blando en la tierra de la violácea floresta estaba listo. Alicia desnuda traspasó el umbral de azahares y con ese dulce aroma tejió la gaza que cubrió su piel. Giró con los brazos en alto, dibujó el décimo círculo y colocó en su centro el libro, miró a las estrellas benéficas, se acopló a Tomás y ya complacida cerró los ojos, se acostó en el floreado suelo y acunada por los hilos de aromas, durmió. Su guardián se distrajo en la blancura de Alicia.
Gustavo se estremeció y cayó de la camilla, golpeó los quinqués y se liberó el fuego rabioso que comió aire, cortinas, paredes y techos de caña amarga, salió ansioso ladera arriba a quemar Alicias, mulatos, nieblas, inciensos, naranjales, hierbas o libros. La pelirroja se agitó entre las flamas, sintió las chispas que bailaban frenéticas entre sus cabellos. Creyó que no era posible sentir más dolor al ver su piel arrancada en jirones por lenguas ardientes, y lamida su sangre sin misericordia. Tanteó unos restos carbonizados que pretendieron protegerla, gritó Alicia abriendo paso a sus palabras, arañando el humo que la ahorcaba: — Fuego maldito, quema de libros, traidor de albedríos. —Alicia sintió flotar su cuerpo por encima del calor de negro humo y añadió siniestra—: Tizón enemigo, las letras aunque de cenizas, serán leídas, serán escuchadas las historias y los cuentos, te perseguirán hasta más allá…quemas libros, pero otros más escribirán versos, prosas, y más papeles serán trazados con plumas certeras…con cantos libres…quemas pero no se extinguen las intensidades...las místicas…las brujas no mueren…regresan.
El latigazo de calor despertó a Gustavo sudoroso, allá, en su habitación de Caracas, enredado en la sábana de sudor y semen. Se sentó en el borde de la cama. Jadeó. La realidad se le hizo presente. Confiar en la pelirroja, prestar su libro fue difícil, tenía que esperar que se lo devolviera, no se atrevía a pedírselo por su fama de bruja, pero los posibles pretextos para acercársele, saborear sus melones, manosear sus nalgas, leer cada peca de la suave piel, hacían valer la espera. Quema el sueño del deseo.
Fotografía "Secret garden" by Steph Vegas

martes, 15 de septiembre de 2009

Izcaragua




El viento los empujó adentro de las carpas azules, armadas en la cumbrera de la serranía. Rieron y se acurrucaron cada uno en su bolsa de dormir. Ya era hora de esperar el amanecer entre susurros de sueños y ronquidos, acunados por la blanquecina niebla.
Al amanecer los hermanos del frailejón se apilaban para contemplar cómo se desperezaban las rositas del Ávila, junto a las espadillas azules. Los muchachos levantaron el campamento con rapidez y precisión. Se despidieron de las rocas apisonadas en la tierra seca y vegetación baja. Un grupo de algarabías bajó hacia el mar, el otro buscó camino hacia la ciudad, con la guía certera del “Perico”, colección de lazos líquidos que se precipitaban con fuerza creciente cuesta abajo, con prisa por encontrarse con el “Carupao” para formar el “Izcaragua”. Las dos lanzas frías de agua se abrían paso en medio de todos los matices y tonos del verde salvaje. Iban los secretos de la tierra río abajo ¿Qué escucharía el agua en las entrañas de la montaña para querer huir con tanta prisa?
La luz transformaba la niebla en otra emisaria de la advertencia: “Vive lejos del cauce, como los indios, comprende la fuerza que puede lograr el giro descomunal de los gigantes de piedra.” Sí, sólo los indios entendieron el rumor del río, si mansa las cumbres yacen o si bravas están. Se acercaban con cautela a beber vida, tomar el alimento con la vista alerta sobre la culebra traicionera que puede aparecer.
El mono, la pereza y el cachicamo habitaban la cordillera a su antojo, libres aún de torturas de civilizada barbarie. La guacharaca estaba deseosa de reencontrar alguna melodía para su canto sin acordes y la paraulata plateaba el aire con su vuelo.
El bambú antes quieto se agitaba con la visita del otro río, el de aire, el que flota y menea los juncos para producir música de quebrada.
La larga caminata ya dominaba el destino. Los jóvenes aligeraron el paso entre los gamelotes. El cachicamo husmeó a los extraños y se quedó quieto en su armadura rosada y marrón. El sendero se encontró con el Izcaragua, cauce de transparencias que bañaban piedras redondeadas, hojas de malangas y monte desfallecido, como doblegado al paso de algún rey. Tomás se separó de sus amigos y decidió recostarse en la orilla. Se liberó de la tortura hecha botas. A pesar de la molienda de la piedra, el cansancio lo convenció de un colchón mullido, pues mentira fascinante es la que se desea creer. Y se tendió a lo largo del beso inconstante del agua a la rivera, sintió el tránsito pausado de un río empequeñecido, disfrazado de inocente por aquellos días, indolente de bravuras pasadas y deslaves capaces de arrancar inmensas rocas montaña arriba y hacerlas rodar como trompitos de juguete. Tomás durmió un sueño fresco.
Los ojos saltones delinearon la silueta tendida en su río. Ella fría y babosa se enredó entre los pies confiados, zigzagueó dedo a dedo, tejió con su largo cuerpo, hilos de escamas gris plata, hasta que el último rayo de sol de la tarde fresca, abrió los ojos de Tomás para que vieran el afilado veneno herir su blanca y joven carne.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (3da.)

Alicia buscó a Tomás con ansiedad.
—Estoy angustiada, temo que hoy salga algo mal. Cuida por favor todos los detalles, sabes ya que es el tiempo místico, que el muchacho no descontrole la pauta. — le dijo.
—Tranquila mamita, ya tengo el terciopelo preparado, pero ¿y el besito?— dijo Tomás.
—Espérate, la noche tiene prisa, no tengas tú más apuros que ella. — lo cortó.
Gustavo llegó a la puerta de la posada y se encontró con las cocineras.
—Vengo a cobrar mi dinero por la miel, llamen a Alicia. —ordenó.
— Como nié, nos vamo, es tarde, toó aquí es raro. — Le dijo la mayor de las dos y miedosa continuó—: aquí ná se inundó, ni siquiera cuando la vaguada, y ahoritica hasta los bucares están floreaos, anque no es tiempo.
—No, búsquenla, quiero cobrar porque me voy, no aguanto las abejas, me repugna la miel, el moreno, quiero ir a Caracas, a la universidad, quiero que Alicia me devuelva mi libro, casarme con una cantante famosa y viajar. —dijo, entonces con desespero.
Tomás apareció ante ellos, miró a las cocineras, estas salieron corriendo cuesta abajo; se enfocó en Gustavo, le entregó un papel rojo aterciopelado que el muchacho estrujó entre sus dedos, y la voluntad se le escurrió por las piernas. Tomás señaló la entrada al otro lado de la casona, cerró las puertas de la posada. Candados de hierro, centinelas de lo profano. Fueron a aquella otra sala que se llenó de un resplandor perfumado cuando Alicia entró por el portón del fondo. Sonrió a Gustavo. Lo miró a los ojos, se acercó e inclinó sobre él, buscó las mejillas jóvenes y resbaló su boca sobre la de él, sorbiendo sus labios en los suyos, pulposos, sabios; los separó un poco, libró viscosa saliva, que recogió con lengua lúbrica por el asombro de Gustavo quien sintió un fogueo ascendente por sus muslos y rostro. Alicia se irguió triunfante, sus ojos aguamarina se tornaron gris plomo, se relamió lentamente y lo empujó con suavidad sobre el catre dispuesto en el centro del recinto. Contempló su erección. Él recibió sumiso y tranquilo las ondulantes caricias de las manos femeninas que lo desnudaban hábilmente. Tomás sujetó los pies y manos de Gustavo, semejando una crucifixión y encendió los quinqués al borde de las ventanas con cortinas de tul.
Alicia recitó con voz exótica: — Que salga el mal y entre el bien, que limpie tu cuerpo de toda enfermedad y todo daño provocado. —Y luego de una pausa añadió—: eine ganz andere Welt transmuta, hazte presente e intercede para que esta sangre sea bendecida y dotada del poderoso vigor original.
Tomás lavó a Gustavo con aguas de limones, hizo cuatro incisiones a las venas de los antebrazos, la sangre goteó en vasijas de vidrio. Alicia se retiró a un lado, se sentó en un butacón, comenzó a leer el libro y lo cerró cuando las vasijas estaban llenas del vigor. Tomás las colocó sobre la consola de mármol, las tapó con platos de porcelana blanca, selló con cera los bordes de los recipientes, los cubrió con sedas doradas y la niebla densa, cumplió con su protección al botín, secreto de las gotas del vigor, envolviéndolo con su frío. Gustavo bebió jugo de naranja con belladona y durmió el donante escogido para el tiempo nuevo. Tomás ordenó el aposento y salió con Alicia hacia el bosquecito. La niebla ligera, en la ladera, recogió en una cesta de brisas las flores de los bucares y dibujó con ellas nueve círculos concéntricos del espacio perfecto entre los cuatro naranjos en flor. El lecho blando en la tierra de la violácea floresta estaba listo.
(Continuará, ¡una entrega más y ya!)

El comedor del ICC



Un grupo de amigos gratos. Nos reunimos el pasado viernes 4 de septiembre con Jesús González, María Eugenia de González, Margery y Ramiro Carreño, Miguel Ángel Maturén y Olga Fuchs en el comedor del ICC,regentado por Sumito Estévez y Héctor Romero. Me deleité con un pulpo en espuma caliente de papa y ají dulce, continué con Arroz con cabrito al curry y auyama y de postre nos ofrecieron higos en papelón con queso de cabra y agridulce de pimienta guayabita ¡Qué guayabita de consentidera!
Por supuesto acompañé mi cena con un Carmelo Rodero Crianza 2004, mi favorito.
Las reservaciones pueden hacerlas por el número telefónico (0212)992.2429 o por la dirección electrónica reservacionescomedor@gmail.com
Tomen nota y disfruten.

martes, 25 de agosto de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (2da.)

Sólo movió su mentón hacia adelante en señal de aprobación y como orden para proceder al servicio. Se retiró a un lado de la pequeña cocina, tomó su infusión de cayena con dos galletas de trigo integral. Llamó a Tomás y salieron al corredor donde nerviosa le preguntó: —Ya tienes al muchacho controlado ¿verdad?

Tú me tienes controlado a mí, ni siquiera me das un besito de buenos días, maluca.

Déjate de juegos, tienes mucho quehacer, después tendrás recompensas si acaso las mereces. — Respondió Alicia escondiendo sus nervios crecientes.

Caminó apresurada hacia su consultorio perseguida por la niebla ligera que zigzagueaba por entre los helechos; era la caricia humectante de Alicia. Entró y la niebla esperó afuera. La consulta comenzó con el señor Alberto, y le dio las explicaciones: — El Dr. Maldonado me refirió su caso, exfoliaré su piel, le aplicaré resina de helecho macho, miel, néctar floral, polen en mezcla de polvos de Eugenia Aromática. Consultó el libro. Miró al paciente y le indicó: Pase al cubículo, quítese la ropa y acuéstese en la camilla.

¿Toda la ropa? Esta habitación sólo tiene paredes de vidrio.

Sí, toda. Respondió con una sonrisa hundida en sus mejillas. — Tome estas gotas del vigor, con agüita de alhelí, relájese, luego una de las asistentes lo conducirá a los baños de vapor, se vestirá, lo llevará a completar sus actividades y lo acompañará a su habitación para dormir o jugar con ella, si lo desea.

Salió Alicia con el libro y la niebla ligera, contenta de ver de nuevo a su ama, saltó animada, siguió sus pasos y revoloteó a su alrededor. Alicia indicó lo pertinente a las asistentes, quienes animaron a los pacientes, y llegada la hora de dormir los acompañaron hasta las habitaciones. Alicia buscó a Tomás con ansiedad.

sábado, 15 de agosto de 2009

Arquitectos fotográfos




Mis colegas los arquitectos Antonio Fernández Elster (foto del Hatillo de noche) y Eugenio Mikolji (foto de la rueda) quien expuso en la colectiva "Nocturnos" de AVECOFA, incursionan en el arte de la fotografía con mucho éxito. En esta oportunidad entregan estos frutos de su esfuerzo por atrapar la poesía de las luces.
¡Naden en ese mar de luz y claroscuro!

viernes, 14 de agosto de 2009

Rayma Educada


Las abuelitas regañaban antes: "Eso es mala educación, eso no se hace"

martes, 11 de agosto de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (1a.)



Quema el sueño del deseo. Alicia se retorció entre sus sábanas, entreabrió sus labios y sus muslos, se acarició. El amanecer entró en la habitación y le abrió los ojos con dedos de luz. Había sido una noche suavizada por el constante flujo de la cascadita de la montaña. Alicia salió de la cama de plumones y se asomó a la ventana de madera, miró los naranjos en flor y entendió la señal. Era, efectivamente, el día designado y ya dispuesto por ella en sus detalles. De repente entró un aire caliente y abrió el libro colocado sobre la mesita de noche, posó su mano en la página abierta y sintió quemarse los dedos. Cerró el libro. Se inquietó, y decidió tomar un baño de aguas de rosas, disfrutó de la caricia de los pétalos. Luego se secó, se vistió con su pulcro y ajustado uniforme de terapeuta. Recogió su cabello rojo con cuidado. Consideró su porte elegante frente al espejo. Guardó el libro en su pequeño bolso. Salió de la habitación rumbo a la sección de terapias de la posada, donde caballeros acudían con deseos de recobrar bríos sexuales. Cruzó el jardín interno, la niebla lo llenaba todo, densa como cortinas de lino y algodón, rasgadas sólo por los vapores matutinos de los baños de sauna, pero sintió otra angustia y se desvió hacia a la cocina, en la puerta al garaje se detuvo y se escondió dos pasos atrás.
No le agradó que Gustavo hubiera llegado en la mañana, no le gustaban las alteraciones. Miró el reloj de pared y reordenó su estrategia. El llevó a la posada el polen y la miel, entregaba la mercancía, con desagrado a Tomás, el moreno asistente de Alicia.
Alicia increpó a Gustavo: — Debías llegar a la noche. —Y luego de una pausa añadió molesta—: Ahora sí: Tendrás que esperar hasta la noche para recibir el pago.Dio la espalda al muchacho, quien la miró con rabia y descontento. Alicia supervisó a las cocineras. Temerosas como todos los días, suplicaron en silencio no haberse equivocado en nada y esperaron la orden para servir a los pacientes hospedados.
(Continuará...)

Título de imagen: livre ouvert
Autor: Trisku

Publicaciones de Editorial Alfa


Editorial Alfa lanza la publicación de César Landaeta que nos previene sobre trampas de ratón para que no caigamos como unos pendejos, recordando a don Arturo, por cierto. ¡Disfruténlo!

domingo, 31 de mayo de 2009

El papelito rosado. Cuento en cuatro entregas.(4a.)


La posada durmió. El trapiche de sangre despertó. Santiago recibió a Gustavo con su carga de miel y polen, tal como le había sido indicado, hora y día exactos. Lo recibió, se sentaron en las banqueticas del depósito, uno frente al otro y conversaron sobre cosas sin mayor importancia, por un rato, hasta que Santiago le pidió la factura de cobro que intercambió por un sobre, Gustavo lo abrió y saco el contenido, un papelito rosado y aterciopelado. Lo frotó entre sus dedos, extrañado, y al levantar la vista hacia su interlocutor, sólo vio oscuridad. Sólo escuchaba algunos ruidos confusos, no distinguía si eran voces o música. Sintió estar acostado y un frío acerado en sus brazos, pero no dolor. Quiso moverse, pero no pudo. Comenzó a desesperarse, pero no podía hablar. El frío aumentó y su conciencia se apagó. Santiago junto a Alicia recogieron en tobos de plástico el drenaje sangriento, el ingrediente secreto de las gotas de vigor lo colocaron en frascos esterilizados y guardaron en las neveras industriales del depósito. Iracundo aseó la habitación y el molino con esmero, la pulcritud retornó sin asombro. Allí no había sucedido nada.
Alicia y Santiago salieron al jardín, subieron la ladera de naranjos, disfrutaron del aroma de los azahares de la noche y del conejito burlón de la luna.

jueves, 21 de mayo de 2009

Premio Iberoamericano de Literatura Arturo Uslar Pietri




Rómulo Gallegos y Arturo Uslar Pietri
La noche anterior a la presentación a la prensa del Premio Iberoamericano de Literatura Arturo Uslar Pietri sentí ansiedad. Las posibles preguntas desfilaron ante mi imaginación de pestañas entreabiertas, de pronto, las figuras de Rómulo Gallegos y de Arturo Uslar se plantaron frente a mí, y conversaron animadamente. Yo, respetuosa de mis mayores, no los interrumpí. Esperé y observé. Al rato se acercaron aún más. Crearon un espacio íntimo, claroscuro.
Me dijo don Rómulo con aliento tibio:
—Las comparaciones no tienen sentido. —Y luego de una pausa añadió —: Si quieren clasificarme como un criollista, eso no te importará.
Don Arturo completó:
—A veces me han señalado como vanguardista, eso no te angustiará. —Y continuó con lentitud—: Eso sí: tienes por encargo defender la literatura y los valores humanos…
La promesa de lluvia esa mañana no se cumplió, sólo una pequeña nube gris se asomó al balcón del Ávila y los dos titanes se alejaron hermanados en un abrazo confiado.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El papelito rosado. Cuento en cuatro entregas.(3a.)


Por momentos, los pacientes avanzados captaban la idea... entendían lo que las mujeres en realidad quieren, expresaban miradas de iluminados, sintiéndose listos para ocuparse rápidamente de féminas, quizás, hasta del mismo tamaño aquel del ejercicio, dejándolas totalmente satisfechas. Subir y bajar, por túneles, pasadizos y puentes individuales, de diversas formas curvas pronunciadas. Deslizarse por las lustrosas superficies, era un mareo agradable, mucho mejor que el producido por el exceso de bebidas alcohólicas, quizás como viajar en bote, donde el secreto es no oponerse al vaivén, ni siquiera cuando en alguna curva se presentaba el holograma tridimensional de figuras femeninas en amable y ansiosa actitud de espera.
Debían apuntar y dar en el blanco en determinado tiempo, en las diversas imágenes que se iban presentando, sin equivocaciones, tal era la destreza que debían lograr, un reflejo condicionado en el que sólo a féminas voluptuosas debería acoplarse, como tiro al blanco, sin errores de cálculo.
Tal fue la perfección alcanzada por uno de los pacientes, que el inflable ¡ZAS! fue perforado. Todo se vino abajo. El paciente tragado ni se escuchaba. La envoltura plástica había cubierto a los pacientes, que aunque confusos, tenían una expresión de satisfacción. Rápidamente Iracundo controló la situación; reconectó la bomba de aire, rescató a los pacientes y los llevó a la piscina de tintura alcohólica de árnica, especial para contusiones. De ahí sí salieron despavoridos. ¡Qué horror, qué ruptura de magia! Sólo el culpable de la perforación mantenía su amplia sonrisa, ni siquiera el árnica le hizo mella; a la hora y tres cuartos comenzó a reaccionar, y exclamó riendo mucho y en alta voz: — Ese aceite tenía algo....
El enredo fue superado, las asistentes e Iracundo recompusieron a los pacientes y los aposentos, Los atendieron solícitamente hasta la hora de retirarse a descansar.

jueves, 14 de mayo de 2009

El papelito rosado. Cuento en cuatro entregas.(2da.)


(Continuación...)

— En realidad aún no estoy bien enterado de mi problema.
— Como le indiqué, el Dr. Acierta me detalló el diagnóstico de su caso. Ud. adolece de una excesiva estimulación de las células dopaminérgicas del área tegmental ventral; en su cerebro hay mucha acumulación de dopamina, y por lo tanto, confunde las fuentes de placer, y siente la necesidad de repetir las conductas placenteras que cree válidas, en medio de su adicción. Esto es lo que trataremos de corregir... todo está en el cerebro, bueno, casi todo, y debe tomar las gotas de vigor que le entregaré, dos al día, en la mañana. Cuando se le acaben pueden venir y comprar más frasquitos del vigor.
El señor Álvaro se sintió reconfortado al escuchar una explicación tan técnica, y de forma tan fluidamente expuesta por la terapeuta, y por parecerle ella tan bella.
La técnica de aplicación del tratamiento consistía en pinchar ligeramente la piel del paciente, a la que se le había aplicado previamente la untuosa preparación de polen, miel y la toma del ingrediente secreto del vigor.
— Mi idea es que el polen adherido al vello de las abejas, y llevado de flor en flor, fecundando muchas plantas, evidencia que posee propiedades maravillosas de la fertilidad y vigor, tan evidente en los abejorros. ¿Quién duda del poder de una picada de estos heminópteros con aguijón? Esta es la potencia que deseo transmitir a mis pacientes.
— Mi energía es cambiante, un día estoy muy bien y al otro casi no puedo levantarme de la cama.
— Ud. debe desayunar al amanecer, con muchos carbohidratos complejos y proteínas. También consuma miel, ya que es muy energética, y rica en calorías.
La miel que ella utilizaba era producida en la finca de su asistente, Santiago, quien como botánico, especialista apicultor, le proveía de toda la que necesitara, aún en épocas de extrema demanda de terapias y rehabilitaciones de miembros, como esta temporada. En casos extremos él viajaba lejos, con tal de conseguirle a su amada Alice la cantidad de miel e ingredientes que necesitara para sus tratamientos.
Todo tipo de suministros.
En un lateral del consultorio de Alice, se encontraba una de las salas de terapia aeróbica. Allí ella había ideado unos inflables untados de aceite, con diversas formas, una de las cuales remedaban las curvas muy pronunciadas de la actriz más famosa del momento, tamaño gigante, y de las que debían escapar los pacientes participantes, cuando se deslizaban, separadamente, por las superficies del inflable.
La tarea era ardua, como se pueden imaginar, más aún, si se exigía no reírse, so pena de tener que empezar de nuevo toda la sesión, y perseguidos por Iracundo, el espectacular moreno de dos metros de alto, asistente de Alice, quien no dudaba a la hora de aplicar sesiones de neurofeedback, a pacientes que fallaban en los recorridos de inflables lúdicos.
— El gran problema es el aceite —. Gritaba un paciente
— Estoy haciendo un gran esfuerzo, pero ser tragado por estas inmensas nalgas es... en realidad... Glup, Glup, Glup... — Trató de decir otro paciente.
La teoría de Alice consistía en que aplicando esta técnica dramática de contención de la risa, luchando contra tanto estímulo visual, de cosquillas, sensaciones táctiles, al tropezar a ratos con acariciantes superficies, y con de altos niveles de rendimiento aeróbico, la energía que debería dispersarse a través del rostro, abdomen, boca, piernas y espalda, se revertiría en el sistema circulatorio con aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial, y por ende en los cuerpos cavernosos. Se establecería una conexión, un aprendizaje condicionado, una respuesta coherente al estímulo recibido. Si huían, perdían la satisfacción, pero si luchaban y persistían el tronco cerebral y el sistema límbico coordinaban una súbita producción de adrenalina y otras hormonas del placer.
Otros tres pacientes sonreían ampliamente, pero en silencio, dejándose llevar por su propio peso, sin oponer resistencia alguna, cerrando los ojos, concentrados, y descubriendo que el cerebro es el órgano sexual por excelencia. El ser humano al estar dotado de tal maravilla, y aprendiendo a utilizarlo al máximo, es como realmente se vive; y la experiencia de vida coloreada por la imaginación es magnífica, única y espectacular, como dicen ahora.

(Continuará...)

jueves, 7 de mayo de 2009

El papelito rosado. Cuento en cuatro entregas. (1a.)


Alice Itew se despertó descansada y renovada, había sido una noche suavizada por el constante flujo de la cascadita de la montaña que protegía su casa y lugar de trabajo, la posada. El verdor y la humedad creaban una atmósfera nublada, tan densa que casi podrías sentirla, como gentil caricia humectante de tu piel. Ah!! ...la piel, ese divino obsequio de interpretación de vida, es el objeto de trabajo de Alice, el traductor de las terapias que aplica a los caballeros que acuden a ella con deseos de superar debilidades sexuales. Ella detalla cada surco del envoltorio en cuestión, para aplicar sus conocimientos curativos, con dedicación. Cada surco es una línea de vida, es una emoción escrita. La piel es el tamiz de cada quien frente a su propia existencia.
Se acicaló para iniciar sus labores, y ese día era especial, el trapiche sangriento estaba sediento de renovado vigor. Camino a su consultorio, a través del jardín, vio a Santiago, se detuvo y le dijo sonriendo:
—Ya tienes al muchacho controlado ¿verdad? — preguntó
—Tú me tienes controlado a mi, ni siquiera me das un besito de buenos días, maluca. — respondió Santiago
—Déjate de juegos, que tienes mucho quehacer, después tendrás recompensa, si acaso la mereces. — respondió
El consultorio de Alice era un universo perfumado, sus paredes acristaladas soportaban el agua de las fuentes circundantes, así, la sensación de lubricación perfecta, se afianzaba
La primera consulta del día comenzó normalmente. El señor Álvaro llegó puntual a su cita, e inmediatamente ella le ofreció una taza de caliente avena cocida, dando inicio así a la terapia sin que el señor Álvaro lo notase. Vigor, vigor era lo que le faltaba, quizás amor del bueno, pero eso no le incumbía a ella.
—Estoy enterada de su caso, el Dr. Acierta ya me refirió todo detalle, diseñé el tratamiento más adecuado para su desintoxicación completa y recuperación. Le aplicaré resina de helecho macho, miel, néctar floral, polen, unibase al 1%, en mezcla de polvos de Eugenia Aromática, y un ingrediente secreto. Comprobaremos cuánta insensibilidad usted sufre. Pase al cubículo, quítese la ropa, y recuéstese en la camilla. — Dijo Alicia.
La camilla era muy acolchada y amplia, ideal para el relax, con sábanas de algodón impecable y rellenas con hojas de eucalipto. Una suave música se escuchaba de fondo.
— ¿Me quito toda la ropa? — Pregunto el Sr. Álvaro
— Sí, toda. — Respondió ella, con una pequeñita sonrisa hundida en sus mejillas
El señor Álvaro subió a la camilla. Alice llevaba un uniforme rosadito, muy pulcro y ajustado al cuerpo. Su cabello rubio estaba perfectamente recogido en un moño, se consideraba muy elegante. Sus manos estaban sin guantes. Consideraba que el buen terapeuta palpa a su paciente, y sabe en qué justo momento parar o continuar. Esa es la razón por la que ningún robot podrá ejercer la sacra santa misión de los terapeutas, que son seres dotados de una espiritualidad vibrante y extraordinaria generosidad para ayudar a los humanos.
Continuará...

martes, 21 de abril de 2009

Cigarrillos enemigos

Interesantísimo artículo apareció hoy, martes 21 de Abril de 2009, en el diario El Universal, página 3-4. Para tomar conciencia y marcar pautas a la hora de exigir nuestros derechos los no fumadores en restaurants y lugares públicos.


jueves, 16 de abril de 2009

Julio Ramos







Nació en San Juan, Puerto Rico, en 1957. Enseña literatura latinoamericana y del Caribe en la Universidad de California en Berkeley, Presidente del Departamento de español y portugués en Berkeley, es conocido por su amplia labor en compartist Estudios Culturales de América Latina. Es el autor de DESENCUENTROS DE LA MODERNIDAD: LITERATURA Y POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA (1989) y de PARADOJAS DE LA LETRA (1996). Colaboró en la producción y dirección del documental La Promesa (1993), sobre la peregrinación al santuario de San Lázaro / Babalu Aye, en la provincia de La Habana. Ha dictado conferencias, cursos y seminarios en La Habana, San Juan de Puerto Rico, Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata y Santiago de Chile, entre otros. Sus ensayos se encuentran en numerosas revistas especializadas.
Asistimos a la ponencia de Julio Ramos en la Universidad Simón Bolívar el día miércoles 1 de Abril, titulada “El derecho a la ficción”. Resumo la primera parte de su presentación.
Uno de los mayores problemas que plantea sobre la ficción desde el punto de vista de la semántica, es decir, del significado, es el de cómo los lectores o consumidores de ficción podemos no sólo aceptarla pese a su evidente falsedad, sino además realizar juicios acerca de la verdad o falsedad de enunciados ficcionales. La señala como casi insuperable en la legalidad, respecto a algunas formas como corporaciones y que no tenemos el derecho a expresar las ficciones de los demás, ya que no es sólo una diferenciación formal o filosófica, sino pragmática.
Nos refirió “El oscuro objeto de la ideología" de Zizec y cómo se producen fenómenos como el de las fanfictions, en el que los usuarios de determinada ficción interiorizan las reglas de ese "mundo posible" en concreto y, conservándolas o modificándolas a su vez, crean nuevas ficciones dentro del mismo mundo posible
The Pervert´s Guide to Cinema, originalmente una emisión BBC en mini serie, dirigida por Sophie Fiennes, es la oportunidad de Zizek para exhibir su predilección por la contrariedad, considerando al sexo como poco menos que la misma alegría por el debate de la perversión. Centrado en el idioma de Hegel, su premisa básica es considerar al cine una fantasía espejo de la identidad humana y la complicidad de los espectadores para otorgar este poder.
La película El Pervertido de la Guía de Cine es un rico e ingenioso psicoanálisis de las películas de Hitchcock, Lynch y otros directores. Películas de ciencia ficción tienen mucho que ver con la realización de los deseos ocultos, de hecho, el tema subyacente de la película es como, el cine no sólo juega para nuestros deseos, deseos que no nos gusta admitir que tenemos (y, sin embargo, las películas de brutal asesinato y el sexo perverso se venden semana tras semana).Es posible pensar que incluso el cine nos dice lo que es deseado. La película pone de manifiesto la casi infinita sutileza de lo que el psicoanálisis puede descubrir de nuestros pensamientos y sentimientos, y al mismo tiempo ser muy simplista. Si es el arte de nuestro tiempo, pone de relieve las ambivalencias sobre nuestra libertad.
Slavoj Zizek es lo más cercano que tiene la teoría crítica contemporánea a una estrella de rock, porque se ocupa de regularla con análisis controvertidos y provocadores como con la asociación de 300 a una parábola de guerra anti Irak.
Señala Zizek: "(...) el modo de funcionamiento dominante de la ideología es cínico... El sujeto cínico está al tanto de la distancia entre la máscara ideológica y la realidad social, pero pese a ello insiste en la máscara. La fórmula sería entonces: ellos saben muy bien lo que hacen, pero aún así, lo hacen". La razón cínica ya no es ingenua, sino que es una paradoja de una falsa conciencia ilustrada: uno sabe de sobra la falsedad, está muy al tanto de que hay un interés particular oculto tras una universalidad ideológica, pero aún así, no renuncia a ella"

jueves, 2 de abril de 2009


Los invito a disfrutar de una presentación excelente: Chirimoya Flat, con la dirección genial de mi amigo José Tomás Angola. Les informaré de las próximas puestas en escena.

martes, 3 de marzo de 2009

La muerte y el mar



La vida emergió del mar hace mucho atrás, ahora es la muerte la que sale a flote.
¿Cuántas señales serán necesarias para rectificar nuestra conducta con el planeta? Los delfines y ballenas son unos mamíferos sumamente importantes para el equilibrio marino y terrestre, sería un error inmenso no hacer caso de este terrible evento. La inercia de estas vidas extenuadas es un grito de auxilio. Seamos sensibles a la huella mortal que estamos generando. ¿Nos apiñaremos en un futuro próximo como estos inocentes seres, contra las arenas de la indolencia?

jueves, 26 de febrero de 2009

La sardina de Naiguatá


El entierro de la sardina en Naiguatá, en el litoral central, es una fiesta celebrada en miércoles de ceniza, que ya alcanza la venerable edad de 95 años. Se trata del entierro simbólico de la sardina como agradecimiento al mar y a la tierra por los recursos que brinda; en procesión bajan los lugareños desde lo alto del cerro hasta el mar. Disfraces y comparsas convergen en la tradición de reencuentro de vecinos y alegrías compartidas, acompañadas por tambores y trombones. La Sardina de Naiguatá es representada en anime sobre un cajón de madera, lleno de verduras, flores, botellas y palmas, y en su entierro marino la acompañan personajes típicos: la viuda y sus súbditos, el sacerdote y el diablo, y la famosa comparsa de los pantaneros, que en la presente gráfica de Cruz Sojo semejan un grupo escultórico de gran plasticidad.

jueves, 19 de febrero de 2009

Gestores socio culturales en gestación





























































































































































Especializacón en Gestión Socio Cultural USB


Se ha iniciado exitosamente el curso de postgrado en la Universida Simón Bolívar, Caracas, sobre Gestión Socio Cultural, el día 29 de enero de 2009. La conducción del primer módulo corresponde a la profesora Elizabeth Martínez y el segundo módulo a la profesora Eleona Cróquer. La diversidad de profesiones de los cursantes garantiza una interesante experiencia, de gran riqueza y variedad de aportes, aplicables al amplísmo campo de gestión cultural, como considera la UNESCO : "La administración cultural, la gerencia y la cooperación, la integración sociocultural, la promoción artística, la facilitación (animación sociocultural) , el manejo del patrimonio y el turismo cultural, las relaciones interculturales, las industrias culturales y las artesanías, las distribuciones de bienes y servicios culturales, la formación de formadores, la información y los media (...) en distintos tipos de organización: nacionales, regionales, locales, instituciones públicas y empresas privadas, asociaciones civiles y comunidades locales."

Gratísimas noticias de esperanza para la formación de expertos en diseño, desarrollo, consolidación y evaluación de iniciativas culturales de acción social públicas o privadas, de forma integral, dinámica y responsable; bajo el auspicio de la Universidad Simón Bolívar, Fundación Polar y el ánimo encantador de Graciela Pantin. ¡Eventos luminosos en la Patria amada!

domingo, 8 de febrero de 2009

Hasta despedirme de mí misma - Selección de poemas -





Regreso antes de caminar.
He buscado nenúfares en cada semáforo,
los capullos de mis árboles no hay quien los riegue. 
Volar se ha vuelto heroico.
Un noroeste amalgama mi niñez,
me intrigan mis antepasados, sus fundas sin tela
envuelven mi alma y vierten destellos.
Volar se torna indispensable.
Nacer cada día tal vez volar sí sea la única verdad.
La premura es lo púrpura,
doblo la luz rememoro a los ángeles.
Volar siendo así es simple.

Arduo es un adjetivo sin diccionario en el idioma de las aceras que lindan nuestros sueños.

Los ojos hinchados noche en llanto.
Perdices revolotean en las esquinas del cielo.
El espejo ya no delata el alma,
en el otro yo está la faz pétrea sin ojeras tranquila. Esta mano no es mi uña,
ni en los lunares reconozco las sombras,
este cansancio púrpura no se sostiene.
No quiero lucha no deseo auxilio.
Amanezco en un cuerpo que no es el mío,
pesado redondo sin respuestas.

Hasta despedirme de mí misma.

1.-
Me acompaña la vaciedad,
escuché de mi fascinación por la soledad.
Alguien está en mi casa alimenta los gatos riega las plantas.
Yo me sirvo la tercera copa escuché de mis miedos por los rostros.
Alguien se asoma me habla con mi boca,
un guía un espectro tal vez.
El alma la tengo puesta desde antaño solo que a veces se me escapa. Escuché de mis plegarias. ¿Moriré un viernes, un jueves cuando llueva?
Vierte en mí lo que adolezco.
Dios, si la soledad es un reto, una misión, hazla suave, llénala de flores.
Tórname cóncava. 

2.-
Comenzaré por recordar la luz de tu rostro tras el
opaco nocturno del granito.
Tres horas dijo el árbol,
once segundos dibujó una sombra.
Planta pie rodilla vasija tetera. albornoz frío calentura. foto atmósfera,
soplo azucena tapiz bambú prado.
Encontrarte fue lámpara paz silla
tocarte arrullo tu piel la mía,
un timbre al fondo del ombligo.
Quise escucharle sin ansiedad ni espera.
Sabré nombrarte violonchelo y vaciar música.
Fruta codorniz verde azucena,
serás recipiente de amadas horas. 

3.-
Quiero vestirme de revés,
verme con los párpados hacia dentro,
escuchar mis arterias.
No quiero darle nada más al mundo,
las preguntas se quedaron atascadas en mandarinas.
Un avión adormece las cortinas lejos muy lejos.
Él quiere retratarme más en mi baño,
y yo vestirme de revés.
Robarme la última aceituna y dormir.

4.-
Este sonido incoloro en la nariz,
este intento de profanar el suelo,
dejar una huella que recuerde el regreso,
este salobre devenir yendo.
Punza el cuero,
acude a una foresta de saltos cuevas ríos.
Se pegan en álbumes los ojos las coyunturas.
Se inventa una receta,
limón caliente debajo de la lengua,
el milagroso ron de la abuela para un pulmón sangrante.
Este vivir en sobresalto quema,
y se queda uno acurrucado dentro del espejo como si detrás de él la hebra germinara.


5.-
Cuatro movimientos deshojaron poros espumas.
Como jugando quebraron el cielo entre sus dedos.
Cuatro monos a dos manos destrozaron sus pliegues.
Silenciosos abrazaron rojos sus latitudes.
Quedó en la boca el azul almizcle
y una mandarina a gajos,
una curva en una existencia se teje dentro de ese cuerpo.
Se lleva las arrugas estampadas en las retinas,
cerrar los ojos basta.

6.-
Y se despierta un día la frente rota,
cierras los botones del pijama, hace frío.
Caminas lentamente, estirar el cuerpo engarrota el labio.
El grifo no consuela, cepillas el diente, quedan atrapados en el espejo tus bordes.
Agudizas entrecierras el párpado,
la imagen no cambia.
Estiras la ceja buscas la hora.
Es tarde sufres los olores,
abres la cortina.
No hay agua que lave tus uñas.
Te persignas allí sobre tu frente rota,
despacio. con pena.

7.-
Regreso antes de caminar.
He buscado nenúfares en cada semáforo,
los capullos de mis árboles no hay quien los riegue. 
Volar se ha vuelto heroico.
Un noroeste amalgama mi niñez,
me intrigan mis antepasados, sus fundas sin tela
envuelven mi alma y vierten destellos.
Volar se torna indispensable.
Nacer cada día tal vez volar sí sea la única verdad.
La premura es lo púrpura,
doblo la luz rememoro a los ángeles.
Volar siendo así es simple.
Arduo es un adjetivo sin diccionario en el idioma de las aceras que lindan nuestros sueños.

8.-
Reconoces el aroma pausado sobre tus músculos,
en estupor clamas llamas dioses estadios prismas.
porque blanco es absoluto cuando te caes.
Te vienes con la pupila adentro.
Y no hay antorcha que ilumine la raya o límite.
Está todo oscuramente brillante.
Tiemblan las membranas de tu materia y no sabes si es el dulce silencio del amado.
Vienes tranquila sabiendo que esa calle está abierta y es tuya.
Amarras todas las albahacas a tus cabellos,
ya no cuentas las azucenas ni haces de los volcanes una historia.


9.-
El espejo esta mañana me aporreó y mi espalda me dio la espalda.
Resisto a verme desde otro ángulo,
me opongo toda y con todo.
Hablo con mi café y mis desayunos,
hablo de mí sin mis diarias convicciones.
Me prendo del arco iris que dejó un gavilán ayer,
la refracción me busca yo huyo por la escalera.
Podría ser mortal verter mis ojos,
las suelas de mis párpados pesan hemisferios.
Capeo pongo comas, me niego,
me resguardo en mi clamo mi espejo.
¿Dónde está? ¿Por qué se fue?
Necesito una mentira.

10.-
Las alas se fueron tras las nubes,
no hay retorno.
Las raíces se extraviaron en la acera,
 no hay sueño la guitarra paró.
No más corazón que asir.
El dedo olvida camino ruta curva.
Ocaso agua labio enzima lodo penumbra esquina espejo saliva ceja.
No hay sino regreso.
Voltear la sábana estirar la almohada secar la lágrima.
No hay vuelta atrás.
Se llama seguir.

11.-
Los ojos hinchados noche en llanto.
Perdices revolotean en las esquinas del cielo.
El espejo ya no delata el alma,
en el otro yo está la faz pétrea sin ojeras tranquila. Esta mano no es mi uña,
ni en los lunares reconozco las sombras,
este cansancio púrpura no se sostiene.
No quiero lucha no deseo auxilio.
Amanezco en un cuerpo que no es el mío,
pesado redondo sin respuestas.

Hasta despedirme de mí misma.

12.-
Verter el alma en un cuenco sin bordes,
conjeturar directriz,
la voz olvida el nombre se abandona el hilo.
Se dibuja sobre sí una línea elástica donde el cuerpo aspira el otro espacio.
Ese rictus lento donde el beso acaba y empieza
un recorrido.
Espacio sin preguntas horizonte metálico.
Asir las nubes no es prescindible.
Las respuestas yacen en la palma devorar una a una las capas de la piel es gerundio.
Entonces mirarse en los ojos dentro del espejo es asir entre los dedos.
Es nacer es volver es ser.

13.-
Sin hojas va quedando la piel.
La cicatriz del sol bajo el párpado dormido es el telón que abre y cierra la presencia de los actores atrapados en un acordeón que rasga tonos,
marca silencios.
Las tijeras rompen vientos exorcizan sombras,
calan valles.
Atrás los bailes entregan los sueños.
Las cortinas abrieron no hay público.
Abre los ojos como queriendo ver.
No hay puente ni escalón donde correr, el sin fin.
No hay letra no hay tablas.
Su historia la atrapa sin preámbulos.
Se vacía en aquel sueño.



14.-
No guardó cartas correos de los armarios donde crecieron sus huesos.
Los dobladillos recogían mugre sombras.
Regaló libros donó sangre desechó fotografías discos notas amarillas su memoria infantil.
Pandora es un recinto sin adjetivo,
ella es un ente supremo con voluntad propia.
Se arropa sin recuerdos dentro de su vientre.
El juez dicta sentencia en preces acurruca velas. Azul la llamaré tiene tez redonda.
Augurio en Dante.
Una senda implora su piel blanca sin estrellas.

15.-
Me han alcanzado mis ancestros hebreos en noches callejeras de Salamanca.
Música de juglares en piedra fría,
violín, guitarra y acordeón
Acompasaron la titilante luz del farol la poesía musicada de Meskin simulando huídas.
Remedo de persecuciones de guerras terribles.
En las que las notas de libertad eran prohibidas
Gad, Adina, Asher, Haim, Miron, Varda, Liliana, Margalit,
solicitaron una traducción simultánea de esta tierra castellana.
Tiempos iniciados de viajes y de reacomodos fuera de un país al que pertenezco.
Cuya claridad tropical me inunda aún lejos.
Atlántico de por medio,
antes surcado por abuelos hebreos, luteranos y católicos.
Ahora yo en  regresos.
Soy suma de credos.

16.-
Este yo omnisciente bisagra periódico sin foto.
Esta ilusión bailando a tientas sin tobillos. sumando uno más dos cinco las metáforas vividas. desflorando ventrículos,
respirando lejano cerrando cobres.
Esta insaciable sed animal vida que soy y que no reniego sino entrego.
Mi párpado niña buscando su sombra adulta
¿Seré mi retrato o el de mi templo soñado?
Nadie lo leerá temo un nuevo espejo.
Ese donde yo no quiero y aún así reverbero.
Este insaciable vacío animal de morir viviendo.


17.-
No quiero enseñar a vivir,
comprender los ánimos alegrar un balcón.
Quiero que bailen traigan flores me calienten un té.
Estoy harta de confesiones tardías,
entre baúles de sueños me dictan recuerdos. Duermen acompañados y hacen sus vidas abrazados.
El pie cae lento tras la cortina mojada de tanto parpadeo.
¿Por qué te dicen eras?
y mis oídos gritan ¿Porqué? Si aún sigo viva.



18.-
Huelo terciopelo lapislázuli alisios sin vela,
sumerjo memorias en tazas de café parisinos hojaldres medias lunas néctares
sonrisas amarillas.
Madrid calva. Roma farisea. Londres pulcra. Nueva York sin taxis. Miami sin narcos
Chopin con bata blanca hundido en sus nocturnos y en su canon.
Nocturno Opus 9, no. 1 in b flat Minor,
y yo dibujando ventanas mancho colillas carmesí,
bebo hielo con angostura.
Regresar nunca es ni será continuar.
Dibujo. mi piel nocturna con la punta del lapislázuli en el canon de mi retorno.


19.-
Vivo un dolor agudo,
acudo a mis ángulos bisectrices dulces
aúllan mis huesos anoréxica no soy ni anciana,
más me duele mover la circunstancia.
Torrentes efluvios manan en mi boca.
¿Vómito náuseas ancestrales?
Mis dedos alcachofas verdes vivos morados de historias.
Sufro de escena.
Deseo y sueño con salvarme ante mi espejo,
sueño no ser peón de mi miedo ni de su antorcha.
No me despierten no ha llegado la hora.
Sueño duermo al tiempo.

 20.-
Rasgué las ventanas donde nos escapamos.
grité a las nubes por soles perdidos,
clamé por necesarios atajos más la luna se hincó, frontal hembra conocedora de manipulaciones.
Lejos quedaron el minotauro y el laberinto.
Después de la rabia quedaron mandarinas secas,
ningún ángel rosado vino a buscarme
de azul no se ama,
hay que beber todos los amarillos.
El balcón orquestaba dentro de sus rejas hasta que,
la muerte se llevó mis amores escondidos en velas.
Amanecí como hace cuarenta años trescientos cincuenta y cuatros días.
Sola.



21.-
La noche es una hembra que huele despacio,
licúa lo óseo despliega mariposas en las venas,
deja sin sabores las lenguas.
Reconocer el dolor ya no es el salve,
el único atisbo de memoria son las ventanas en el concreto y aún así las nubes cambian,
tiñen de hojalata el cielo y llueven lo vivido,
evaporan la consciencia.
Nada somos. todo se cae. el tallo líquido desliza tinta papel sin fondo azul quisiéramos llamarlo.
Todo se cae hondo lento no hay apuro.
El final se desconoce.


22.-
Un silencio titánico devora efemérides.
Las voces en la escalera son manjares,
pausas de granito ámbar.
Las mejillas púberes asomadas en los barrotes.
al quebrar la cerradura verticalizan sus miradas.
Unos alisios desfiguran la desidia,
Y yo juego a seducir mirando al tiempo,
advierto al comensal de este cuaderno de notas.
Se ensoberbece la noche,
los astros masturban el deseo.
Las olas límpidas vestirán de satén las almohadas,
beberé café en el bar de la esquina,
para ser amante de mi molicie.


23.-
Pienso si al comerme una ciruela
mi pensamiento llegará a tornarse rojo.
Habrá sido jueves en ese entonces,
dos de agosto de dos mil,
Hoy martes luna a tres cuartos los dos son doce y la noche un caracol.
Ese jueves toqué el cielo ahuyenté las voces.
Añoro saber atajar las cicatrices con un beso,
lamer el huerto de la vocal plegarla en una consonante.
Tal vez el calendario deje de escurrir espesas memorias.
El alma entorpece los muelles de velas sin faro.
Ya no pienso más el tiempo.


24.-
Tocar una flor no basta,
cierro la puerta sin susurro o sombra del cerrojo.
Lejos en la esquina un motor prende su garganta
y alejarme es autoritario.
Me pregunto si mis manos se quedarán,
si el antebrazo regará los helechos limpiará la casa.
Las voces hacen fiesta reclaman espacio,
mi tobillo contó los pájaros que imitan los roces de mi boca mientras duermo.
Debo saltar sumergir las brazas.
Si robas las rosas de este jardín nadie podrá verlas,
tocar las flores no basta hay que soñarlas olerlas.
No recuerdo,
la última vez que trasgredí una margarita.


25.-
Nos arrastra no lo niego.
Diseco en llamas la penumbra del rostro sin clave.
Ausentes flores sumergen savia prematura,
llorar me hace bien.
La víspera se aproxima a mi piel engarrotada que busca asilo.
bebo agua.
todo es agua.
La cerámica no absorbe los quejidos.


26.-
Vaciar se me hace incontenible,
Me duele la tierra y la nada sufre abajo.
Alguien llama alguien lanza una llave,
el inconfundible aroma de una visita.
Este acordeón prisma color desvanece espejos, recoge nieblas.
¿A quién busca? ¿A quién abraza?
No logro ver mis pestañas dibujan sombras.
¿Qué habrá tras la mesa bajo el colchón?
Sobre la ceniza quedará algún lugar seco dónde colocar estas letras.
Dios acompaña a mi alma transeúnte.


27.-
No me pidas la sombra de mis lunares,
no me pidas la copa me la bebo toda,
no me ahuyentes los planos.
Estoy hecha de esquinas.
No creas del horizonte que te dibujo,
soy la viruta acontecida bajo el semáforo,
soy un enjambre lleno de azules,
palomas de balcón llenas de alpiste soñado.
No me envuelvas en panes de higos,
 no me digas tú cómo verterme en éste espejo.
Soy reticente de mi propio cuerpo,
ausente estando.
Soy mi no adolezco de mi propio juicio.
Juego con mi duda.


28,-
No me digas tú cómo verterme en éste espejo.
Soy reticente de mi propio cuerpo,
ausente estando soy yo,
no. lo que desmiembra mi mandarina.
Una vez más adolezco de mi propio juicio
y de nuevo juego con mi duda.


29.-
Nuestras bocas ya no se encuentran.
Hemos decidido cerrar toda aproximación al seno gutural de nuestras antorchas.
La luz rosa se asemeja a un balcón sin flores,
el susurro de este mi callejón sabe a dinamita.
Férrea agua corre por allí.
Ayer había un color verde,
tal vez ocre lamento de despedida.
La vecina bañó de agua sus albahacas,
te espera


30.-
Sonreír no me preocupa.
Luces estáticas dictan caos.
Esta ciudad se cae en sus veredas
¿Quién la cargará?
¿Quién tomará por santo el nombre de aquella esquina?
¿O llamará a los viejos niños de plazas a retoñar los frutos de nuestros árboles sin hojas?
Esto que vendes mata adentro.
Sólo el ánima sabe,
ella traspapela cualquier acción propia.



31.-
Viernes a lo lejos se dispara caos citadino.
Me sumerjo bajo el lamento azul de una ducha morada siseante.
Lloro al día.
El tráfico me torna débil,
no quiero prepotentes verdes amarillos rojos sobre mi espalda engarrotada.
Busca el céntimo perdido en la mano de unos ojos malabaristas.
 Lechoso el espejo seduce a la ojera.
La pared de al lado bebe ron,
su viernes empieza.
Mis ventanas quieren oler los azahares,
que llega la super luna azul.


32.-
Mi viernes se moja en harina con boca de fresa. Dorada bajo apamates me imagino vasija roja.
Ofrecerle al vecino mi silencio mis palmas rotas.
Apaguen la música.
El pan silente se cuece rectángulo en mi vientre.
Callen esa esquina.
Abajo maría sabe quién soy.
Huelo a pan,
más Dios no me nombra.
No es mi tiempo.


33.-
¿Cómo vuelco la mirada si atrás no está mi cuerpo?
De un sorbo la noche entera me embriaga.
A lo lejos un perro dicta un límite.
Me lavo la cara bebo el agua de mi escaparate.
Esta sala se hace angosta y el balcón sueña.
Un carro estalla en alarma necesita su dueño.
¿Cómo vuelco la mirada si atrás no está mi cuerpo?
La luna se sujeta por una esquina.
Hay que ser digno para tocar el cielo y la imaginación es bendita.
Busco una calle donde mis pasos se dibujen.
La cuidad ha decidido callarse y se viste con rejas.
Las puertas aúllan tras cerrojos oxidados.


34.-
Camino por rayas iluminadas sin rumbo.
Basta que a ella se le antoje un blues un vals una orquídea.
¿Me dejarás voltear la mirada?
No quiero mi cuerpo quiero tus montañas.
Dame tu boca para nombrarte.
Vuelve.
Eres bello eres azul eres.
Dios me confunde.
Vuelve regresa.




El tiempo cargado de odios arañó a la tierra de mi génesis.
Soportó el embate de afrentas y aún azotada,
Acunó vida y civilización, vientre de esperanzas y de tolerancia.

Danzan alegría y fe,
Curan las heridas de la injusticia,
Acarician a su agresor y limpian sus mejillas de lágrimas.

El perdón se infiltrará en sus entrañas,
Logrará el florecer de esta Tierra a la caridad,
Esencia de perfume sublime del ser humano.


Un niño y sus padres ven en el horizonte el avance de una tormenta, se sobrecogieron y se abrazaron:
— ¡Mamá, papá, tengo miedo! — Exclamó el niño, y luego de una pequeña pausa añadía con otro grito—: ¡Hermanos, hermanos, corramos al refugio, pronto llegarán los truenos!
Los otros niños asustados obedecieron el llamado, se reunieron en torno a la madre y el padre con angustia.
—Calma hijos, nuestro Dios no nos abandona. —Dijo con serenidad el padre, luego de un cariñoso abrazo—: El verdadero refugio es Él, caminaremos erguidos el sendero de la verdad, bajo su protección.
Las furias pasaron confundidas y se disiparon en el arcoíris.