miércoles, 13 de enero de 2016

La variable efectividad y la constante tragedia de las protestas de calle.



                                                                                    A la memoria de Bassil Da Costa


“El año que Racing salió campeón” es la obra dramatúrgica que obtuvo la primera mención honorífica del II Concurso Internacional de Escritura Creativa, su autor es Carlos Alfredo Müller de nacionalidad argentina y tiene como marco referencial el triunfo del Racing Club, conocido también como «Racing Club de Avellaneda» o simplemente «Racing», que es una institución deportiva de Argentina fundada el 25 de marzo de 1903 en la ciudad de Avellaneda en el gran Buenos Aires.
“El año que Racing salió campeón” (entendemos ya, del  fútbol argentino) nos mueve a la reflexión acerca de la variable efectividad y la constante tragedia de las protestas de calle.
Sucede que la acción de la obra transcurre en Buenos Aires durante la víspera de los acontecimientos conocidos como el “Argentinazo”, protesta popular que aconteció en el marco de una crisis humanitaria, de representatividad social y económica, desencadenada por la restricción a la extracción de dinero en efectivo de los bancos denominada Corralito, dispuesta por el entonces ministro de economía Domingo Cavallo. La protesta comenzó el 19 de diciembre de 2001 y causó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa, dando paso a un vacío de poder. 
Y, fuimos testigos del transcurso de las protestas, y que muchos fueron asesinados por las fuerzas policiales y de seguridad, entre ellos menores de edad, en el marco de la represión ordenada por el gobierno para contener las manifestaciones.
 “El año que Racing salió campeón” plantea un contraste entre el hecho histórico mencionado y el acontecimiento deportivo como enunciado de la cotidianeidad. La trama se arma en base a anécdotas de hechos rutinarios pero cargados de crítica política y social, al hacer uso de la ironía y el humor como recurso de análisis de las conductas individuales y de ciertos comportamientos de clase, a través del encuentro de dos seres que recorren las calles con diferentes intereses y unidos por la necesidad mutua.
La calle es el escenario básico por el que se desplazan permanentemente los personajes principales: el Ciego quien representa a la clase media y el Desempleado quien recorre los cajeros automáticos de la ciudad tratando de recuperar sus ahorros en dólares; es un desocupado más a la deriva que aún no se ha asumido como tal y que con falsas esperanzas intenta llegar a una entrevista laboral en la que ha puesto sus expectativas.
Testigos y protagonistas de la crisis, van transitando por las veredas, cruzando calles, doblando en las esquinas imaginarias, sin escenografía, con la sola ambientación de los sonidos del tránsito y las luces de los semáforos, a veces con un predominio de luces rojas como imposibilidad de avanzar, amarillas que anuncian un  peligro inminente y con alguna que otra luz verde a manera de aliento esperanzador. En las escenas II y IV se incorpora el cajero automático, la máquina que ofrece “alivio instantáneo” ante la avalancha del salvajismo que reinará en una ciudad convulsionada por la desesperación.
Recordemos que el 4 de febrero de 2014 se iniciaron en la ciudad de San Cristóbal, Venezuela, una serie de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro y el 12 de febrero de 2014, la ciudad de Caracas se sumó a las protestas convocadas y organizadas por los movimientos estudiantiles. Entre las motivaciones alegadas por los manifestantes opositores figuran el descontento ante la vulneración de los derechos civiles, la escasez crónica de productos básicos, altos niveles de violencia delictiva, la injerencia de Cuba en la política de Venezuela, y la imposición de  estrictos controles de precios, que han ocasionado en el país la inflación más alta del mundo. Estas protestas desencadenadas en Venezuela, tan similares a la de Argentina, no causaron la renuncia del presidente Nicolás Maduro, quien por el contrario radicalizó aún más las medidas socio económicas de su gobierno.
Y, fuimos testigos del transcurso de las protestas, y que muchos fueron asesinados por las fuerzas policiales y de seguridad, entre ellos menores de edad, en el marco de la represión ordenada por el gobierno para contener las manifestaciones.
Olga Fuchs
Caracas, 15 de enero de 2016.


                                                                                                    
Autoría de las fotos:
Jorge Silva / Reuters
Carlos García Rawlins / Reuters
Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional de Tucumán, República Argentina.
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