martes, 25 de agosto de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (2da.)

Sólo movió su mentón hacia adelante en señal de aprobación y como orden para proceder al servicio. Se retiró a un lado de la pequeña cocina, tomó su infusión de cayena con dos galletas de trigo integral. Llamó a Tomás y salieron al corredor donde nerviosa le preguntó: —Ya tienes al muchacho controlado ¿verdad?

Tú me tienes controlado a mí, ni siquiera me das un besito de buenos días, maluca.

Déjate de juegos, tienes mucho quehacer, después tendrás recompensas si acaso las mereces. — Respondió Alicia escondiendo sus nervios crecientes.

Caminó apresurada hacia su consultorio perseguida por la niebla ligera que zigzagueaba por entre los helechos; era la caricia humectante de Alicia. Entró y la niebla esperó afuera. La consulta comenzó con el señor Alberto, y le dio las explicaciones: — El Dr. Maldonado me refirió su caso, exfoliaré su piel, le aplicaré resina de helecho macho, miel, néctar floral, polen en mezcla de polvos de Eugenia Aromática. Consultó el libro. Miró al paciente y le indicó: Pase al cubículo, quítese la ropa y acuéstese en la camilla.

¿Toda la ropa? Esta habitación sólo tiene paredes de vidrio.

Sí, toda. Respondió con una sonrisa hundida en sus mejillas. — Tome estas gotas del vigor, con agüita de alhelí, relájese, luego una de las asistentes lo conducirá a los baños de vapor, se vestirá, lo llevará a completar sus actividades y lo acompañará a su habitación para dormir o jugar con ella, si lo desea.

Salió Alicia con el libro y la niebla ligera, contenta de ver de nuevo a su ama, saltó animada, siguió sus pasos y revoloteó a su alrededor. Alicia indicó lo pertinente a las asistentes, quienes animaron a los pacientes, y llegada la hora de dormir los acompañaron hasta las habitaciones. Alicia buscó a Tomás con ansiedad.

sábado, 15 de agosto de 2009

Arquitectos fotográfos




Mis colegas los arquitectos Antonio Fernández Elster (foto del Hatillo de noche) y Eugenio Mikolji (foto de la rueda) quien expuso en la colectiva "Nocturnos" de AVECOFA, incursionan en el arte de la fotografía con mucho éxito. En esta oportunidad entregan estos frutos de su esfuerzo por atrapar la poesía de las luces.
¡Naden en ese mar de luz y claroscuro!

viernes, 14 de agosto de 2009

Rayma Educada


Las abuelitas regañaban antes: "Eso es mala educación, eso no se hace"

martes, 11 de agosto de 2009

Quema. Cuento en cuatro entregas (1a.)



Quema el sueño del deseo. Alicia se retorció entre sus sábanas, entreabrió sus labios y sus muslos, se acarició. El amanecer entró en la habitación y le abrió los ojos con dedos de luz. Había sido una noche suavizada por el constante flujo de la cascadita de la montaña. Alicia salió de la cama de plumones y se asomó a la ventana de madera, miró los naranjos en flor y entendió la señal. Era, efectivamente, el día designado y ya dispuesto por ella en sus detalles. De repente entró un aire caliente y abrió el libro colocado sobre la mesita de noche, posó su mano en la página abierta y sintió quemarse los dedos. Cerró el libro. Se inquietó, y decidió tomar un baño de aguas de rosas, disfrutó de la caricia de los pétalos. Luego se secó, se vistió con su pulcro y ajustado uniforme de terapeuta. Recogió su cabello rojo con cuidado. Consideró su porte elegante frente al espejo. Guardó el libro en su pequeño bolso. Salió de la habitación rumbo a la sección de terapias de la posada, donde caballeros acudían con deseos de recobrar bríos sexuales. Cruzó el jardín interno, la niebla lo llenaba todo, densa como cortinas de lino y algodón, rasgadas sólo por los vapores matutinos de los baños de sauna, pero sintió otra angustia y se desvió hacia a la cocina, en la puerta al garaje se detuvo y se escondió dos pasos atrás.
No le agradó que Gustavo hubiera llegado en la mañana, no le gustaban las alteraciones. Miró el reloj de pared y reordenó su estrategia. El llevó a la posada el polen y la miel, entregaba la mercancía, con desagrado a Tomás, el moreno asistente de Alicia.
Alicia increpó a Gustavo: — Debías llegar a la noche. —Y luego de una pausa añadió molesta—: Ahora sí: Tendrás que esperar hasta la noche para recibir el pago.Dio la espalda al muchacho, quien la miró con rabia y descontento. Alicia supervisó a las cocineras. Temerosas como todos los días, suplicaron en silencio no haberse equivocado en nada y esperaron la orden para servir a los pacientes hospedados.
(Continuará...)

Título de imagen: livre ouvert
Autor: Trisku

Publicaciones de Editorial Alfa


Editorial Alfa lanza la publicación de César Landaeta que nos previene sobre trampas de ratón para que no caigamos como unos pendejos, recordando a don Arturo, por cierto. ¡Disfruténlo!