Anoche, 17
de diciembre de 2013, celebramos la tradicional posada mexicana con la presentación
del grupo coral Musicanto. Cantos, devoción, piñatas, ponche de frutas, tamales
y amistad. Nuestra afable anfitriona, Gabriela
Olivo de Alba Agregada Cultural de la Embajada de México en Venezuela. Disfruté
de la compañía de mi querida hermana Nancy Fuchs de Bisogno y de la querida Zobeida
Ortega.
Diciembre
es un mes lleno de fiestas tradicionales en las que se respira ese espíritu
navideño, una de ellas son las posadas. Las Posadas son
fiestas populares que se celebran en México, Guatemala, El
Salvador y Panamá durante los nueve
días antes de la Navidad, es decir, del 16 al 24 de diciembre. Estas fiestas
recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta
Belén, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño
Jesús.
México es
un país rico en costumbres que nacen de la fusión de las culturas que le dieron
origen: la indígena y la española. Por ello, la belleza y la magia de sus
festividades tienen un toque muy especial.
Otra de las
tradiciones en las posadas es el de romper la piñata. Los misioneros
aprovecharon la tradición azteca de romper la piñata para enseñar a los
indígenas principios cristianos.
De una forma
alegórica los siete picos de la piñata representan los siete pecados capitales:
la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Estos pecados se
deben contrarrestar practicando las virtudes contrarias: humildad, generosidad,
pobreza, paciencia, templanza, caridad y diligencia.
La persona
que le pega a la piñata representa al creyente que con su fe, que es ciega (por
lo que está vendado), y con la gracia y ayuda de Dios (por eso cuenta con un
palo) le pega al mal hasta que lo destruye. Así, deja salir todas las gracias
bendiciones, talentos y valores que Dios da a quienes creen en Él para luchar
contra el mal.
Estas
bondades están representadas por los dulces de la piñata como un regalo.
Para
desacelerarnos y reflexionar.
El agite,
prisas, y angustias de la vida actual hacen que cada vez más se olvide el
sentido real de la Navidad. Tanto el adviento y las fiestas típicas alegóricas,
como las posadas, tienen un objetivo: prepararse para recibir a Jesús en el
corazón de cada hogar.
No importa
qué creencias se tenga, el amor, la esperanza en un mañana mejor y el deseo de
paz, corresponden a todo ser humano.
Todas las
tradiciones son muy hermosas y vale la pena vivirlas y gozarlas plenamente.
Fiestas en las que sobra el alcohol y abunda la comida las hay durante todo el
año. Las posadas navideñas son una oportunidad de convivir en familia y de
reflexionar sobre la relación que se tiene con las demás personas.
La Navidad
es una época de perdón, de buena voluntad y, sobre todo, un tiempo para
demostrar a los seres queridos todo el amor que se siente por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario