El entierro de la sardina en Naiguatá, en el litoral central, es una fiesta celebrada en miércoles de ceniza, que ya alcanza la venerable edad de 95 años. Se trata del entierro simbólico de la sardina como agradecimiento al mar y a la tierra por los recursos que brinda; en procesión bajan los lugareños desde lo alto del cerro hasta el mar. Disfraces y comparsas convergen en la tradición de reencuentro de vecinos y alegrías compartidas, acompañadas por tambores y trombones. La Sardina de Naiguatá es representada en anime sobre un cajón de madera, lleno de verduras, flores, botellas y palmas, y en su entierro marino la acompañan personajes típicos: la viuda y sus súbditos, el sacerdote y el diablo, y la famosa comparsa de los pantaneros, que en la presente gráfica de Cruz Sojo semejan un grupo escultórico de gran plasticidad.
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